lunes, octubre 05, 2009

ENCUENTRO No. 66 CON LA POESÍA, LA MÚSICA Y LA PINTURA

CELEBRAN
LA FUNDACIÓN PLENILUNIO,
EL CENTRO CULTURAL COMFENALCO, VALLE Y
SISTEMAS DE INFORMACIÓN EMPRESARIAL, S. A., SIESA

LANZAMIENTO DE LA REVISTA PLENILUNIO No. 32
HOMENAJE AL POETA JAVIER TAFUR GONZÁLEZ

Leyeron Poemas:

MARTHA CECILIA ORTIZ
CARMEN ELISA VALENCIA
LUZ MARÍA CHAVARRO
ESTEBAN BLANDÓN
JUAN DAVID OCHOA AGUIRRE
JOHAN VALLEJO DAGUA
ALEJANDRA MARÍA LERMA
CLARA SCHOENBORN
MARISOL POSSO ARISTIZÁBAL

Concertino musical:
Maestro ANDRÉS BONILLA, Laúd
Centro Cultural Comfenalco, Valle
Torre C, mezanine, Calle 5 No. 6-63, Cali
Sábado, 3 de octubre de 2009
6:30 p.m
ENTRADA LIBRE Copa de Vino
El poeta caleño Javier Tafur González, personaje central y homenajeado en la noche de Plenilunio No. 66
El Fundador, Director de la Fundación Plenilunio y esta noche presentador del Encuentro saluda y ofrece el acto en homenaje al invitado poeta Javier Tafur
Primera Mesa de Honor para quienes preceden al poeta invitado: Johan Vallego Dagua, Carmen Elisa Valencia, Juan David Ochoa Aguirre, Martha Cecilia Ortiz Quijano, Marisol Posso Aristizábal y Clara Schoenborn esperan el llamado para leer sus poemas en la Revista Plenilunio patrocinada por la empresa SIESA
El poeta joven Juan David Ochoa abre el recital de poesía. Lee por segunda vez y trae frescos la voz y los versos

LINAJE DE JUDAS

El sonido cretino del beso es un chasquido.
en la saliva nimia de los pómulos ingenuos
está toda la astucia del linaje.
Cayeron los Mesías en la luz del pesimismo
cuando la farsa del amor
desmantelo su esencia amorfa y pestilente
entre los pechos de la insania,
jerarca lucida de los rebeldes
que quisimos abogar
por otra senda análoga del paraíso.
Nos consideran vástagos de judas
porque aceptamos la corriente sórdida en las venas,
la fiebre bipolar y sádica de los conductos.
Somos los mismos parias del pasado
que atestiguaron el error de la parábola
y la sed irrefrenable del canibalismo.
No hay antifaz en este gesto natural de tránsfugas,
somos la fuerza escueta del instinto
camuflada en el sigilo del engaño.
Utilizamos los labios para enmudecer
las dudas de las victimas
y conllevar nuestra traición al límite del sacrilegio.
no quedan bastardos del señor
que concluyó en la horca
después de las polémicas monedas
aunque un sofisma sacro
quiera negarlo antes del canto tercero
del gallo matutino.


AL BUSTO DÉBIL DEL ROMANCE

El titulo de nuestro trance es doxa repulsa,
y es la mutua reacción de los esófagos polares
que simularon en el alfa de la estupidez
una conexa excitación de arterias.
En absoluto es trémulo romance el titulo, filopata,
los cuerpos son perfectas estrategias del odio
para prodigar una tortura,
como el amor tartufo, ingenua,
como la tierna y falsa complacencia de los egos,
como el suplicio de la obscena ignorancia
que te impulsó a la soledad de los ignaros,
la soledad, ilusa, la soledad
de los que idolatraron con el alma
un espejismo hermoso.
No hay sensaciones fuertes
que se salven de las lágrimas fatales
y no existe el romance en tierra de asesinos,
el titulo es desprecio natural
y no armonía dulce, obtusa,
el titulo intrínseco repudio
La poetisa Martha Cecilia Ortiz llega de nuevo a presentar sus poemas en los eventos que la Fundación Plenilunio pone a disposición de quienes trabajan por tener un lugar donde se oiga su producción y su talento
ANÓNIMOS


Mi humanidad atada a tus brazos,
mis ojos vendados no verán
tu rostro al caer la tarde.

Mi cautiverio será breve
cuando escuche tu voz en mis silencios,
aprenderás de memoria cada uno de mis murmullos
y conocerás el número exacto de cada eslabón.

Desconocerás mi nombre y apellido,
me contarás en secreto
historias de amor antes de dormir.

El regalo de la noche nos cobija
se abre a la hora más temprana
y con ella, la incertidumbre
de lobo hambriento
nos sacude los huesos y nos subleva al deseo.

La noche nos habita
y soñamos...
soñamos que huímos,
que le hacemos nudos a los cordones de los zapatos
y corremos juntos a la libertad
en busca de este

!Anónimo, amor!


ABUELA TINA
A Robertina Rodríguez

Mi abuela es palmera,
su espalda marimba de chonta
tocada por el sol.

Mi abuela es negra
como las noches sin luna
su cabello en cambio es nieve rebosada
y en su sonrisa de alondra viajera
se alojan todas las estrellas.
Mi abuela lleva la primavera
/en su vestido
menea su cuerpo altivo
impulsada por olas del mar.
La casa de mi abuela de madera y azotea
de corredores amplios y veraneras
y una escalera que llega a un cielo desconocido.
La casa de mi abuela con carbón siempre tibio
/y comida fresca;
los ecos de mi infancia
aún conservan la risa de traviesa
en un cofre olvidado de esta casa vieja.

Mi abuela se marcha sin avisarme
el penúltimo día de Febrero
con la frente en alto y el deber cumplido;
se marcha mi abuela subida en su canoa
y se va alejando por un camino de manglar,
los cangrejos miran su paso y le dicen adiós
ella rema con su canalete
y la vista fija hacía delante
para no ser estatua de sal.

Por segunda vez viene a leer sus poemas Carmen Elisa Valencia para dejar el sello de su inspiración en la pantalla de la mente de asistentes y lectores

VIDA

Alguna vez quería encontrar alguien
alguien de verdad,

alguien, como pez en el desierto,
alguien en quien confiar,

alguna vez quise ver la blanca espuma
estallar en el aire del atardecer

caminar descalza por la arena
para vivir un sueño
sueño que se apaga,


con el amanecer, revive la esperanza
inmoviliza la humanidad
y es faro que resplandece ante la luna.


MIRADA

Eres la transparencia del alma
la inmensidad de la vida
secreto sublime

mirada que calla en recintos ocultos
cristal luminoso, verde apacible
camino sin norte, sin límite, sin fin
mirada que suena, como roca en el agua
alimentando el alma, en cada sollozo.

Donde él roció cae más fresco, y el aire es más puro,
para consumirse en el tiempo y volar lejos
Vivir en silencio para dejar huellas
Como el toque de la brisa y el código del alma.

VERDE

Eres como el paraíso, sin fin
exuberante, frondoso, y vivaz.
Una lujuria sin limite
autentico y natural
original y silvestre.

Verde, camino que llena la vida
de dulzura y vehemencia
eres fragilidad y ternura.


Otra joven promesa para la poesía viene a traer su más reciente creación y deja una agradable sensación entre el público que lo aplaude

MÁSCARA MARCHITA

Raída por el polvo del desierto
Rota sin que quepa un remiendo
Si los rostros azulados por la muerte
Regresaran sin marcas de la vida

Cerrado y opaco estaría el ocaso del aliento
Apocado sin lengua alegre
Lamentos, endechas, airados rostros
Aplastados por las rocas oscuras del recuerdo

Tal es la máscara marchita
Sobre ojos que miran la mentira
Saben los oídos que la música falsea
Notas indeterminadas, confusas y estridentes

HILO DE LUZ

Holgura de días
Latir rocoso
Frenesí de mis riñones
Pupilas inundadas de luz

Tus gestos en la tarde
Brisa fresca, agua helada en finas gotas
Rodeado de gris, prismático arcoíris
Destellos desprendidos de un sol opaco

Tirita el terciopelo
Esponjados vellos
Pradera que aguarda el rostro cansado
Un susurro en sus mejillas

Basta un roce lento
Inunda de fuego las superficies
Hilo de luz que destilas
Derrite por completo mi corazón helado


LUZ DE LUNA

La oscura noche aguarda
Luz de luna acaricia tu ausente rostro
Pienso en lo absoluto del vacío
Se fisura cada alegre voz

Perdona mi atrevido recitar
La sombra pasa inadvertida por mis ojos
Larga de una carrera sin fin
¡La necesito cerca de mí!

Si la voz de su conciencia se extinguiera entre suspiros
Y su músculo más fuerte cesara de cantar
Perdería sus consejos y alegría en esta vida
Ojos que me vieron nacer

Se parte cada recuerdo entre notas asíncronas
Inunda mi vista en borrones, se acelera mi amor
Si mis manos encontraran el camino de piedra
Tocara la herida y sanara

Te me vas día tras día
Amada de mi alma, loada amiga
Consolaste mis pesares, los tocaste sin reproches
Fuiste guía en la oscura y siniestra hora

¡No te vayas de mi vida!
Quiero que conozcas mis retoños
Verte vieja, entrecana y con salud
Darte un abrazo y decirte adiós

La dama de la noche es la poetisa Clara Schoenborn quien ofreció un plato nuevo hecho con palabras y emociones

TERMÓMETRO DE AMOR

En el volcán de tu cuerpo
me traspasan metales incendiarios
y en las cuevas abismales
se contorsiona la serpiente.

Contigo,
me convierto en convulsión
sobre las placas rojas,
a la hora del vientre,
en un tiempo de saliva.

Así es como te quiero,
como leona derramada
en la estación del aullido,
con urgencia de caníbal,
en cacería de tu lengua
de tus dedos,
de tus líquidos.

ITINERARIO DE TU VOZ

Busco entre el tiempo
los minutos derramados en tu voz,
la forma perfecta en que nos hacemos río,
cuando destajamos nuestras pieles entre sueños.

Voy aruñando ese recuerdo,
transformándolo en lágrima, en risa o esperanza
lo saboreo y lo entierro,
lo adoro en la sensibilidad de un sacrificio.

Y junto tus palabras
como caldos que chorrean deseo,
resonancias que fusionan nuestros cuerpos,
colecciono los ecos inmersos en distancias,
para hacerlos sólo voz,
sólo cánticos,
música
y cielo.

MUJER Y GRITO

Mujer que hoy deambulas como si nada,
y nadie nota el grito en tu interior,
nadie sabe la herida y su dolor
ni la forma en que fuiste maltratada.

Para el mundo eres una flor callada
pero vengo a que muestres tu color,
a que hables, que desveles el horror,
y rescates tu dignidad quebrada.

Seguiría el orbe con sus desgracias,
sin valientes que rompan el mutismo,
sin mujeres con pulpa de guerreras.

Alguien debe destruir las falacias,
levantar el futuro ahora mismo,
sortearle a las que vienen más esperas.


Amigos del Arte y simpatizantes de la Fundación Plenilunio se ponene cita los primeros sábados de cada mes para llegar a dejar que la poesía, las imágenes, las voces y la poesía entren por su sensibilidad. En primera fila Gabriel Ruiz de la Revista Cultural NTC, Javier Álvarez, su esposa Vila Montoya, la poetisa Leonor Fernández, Luz Marina García, en primera fila. Detrás don Ernesto Solano, Padre del fundador de Plenilunio

En la segunda Mesa de honor los poetas Esteban Blandón, Luz María Chavarro, Marisol Posso Aristizábal y Alexandra María Lerma esperan con ilusión presentar su obra en el homenaje que la Fundación Plenilunio rinde al poeta Javier Tafur González

El poeta Esteban Blandón ya ha dejado una estela de trabajo, ritmo y melodía en nuestros eventos
POETA I

Vate de tus naufragios
aedo de tus alquimias
bardo de tus profanidades
Juglar de tus imperios
romancero de tus travesías
cantor de tus oráculos
adivino de tus geometrías
coplero de tus epitafios
rapsoda de tus jeroglíficos
lírico de tus vértigos
felibre de tus ebriedades
rimador de tus ambivalencias
escaldo de tus enigmas
versificador de tus mutaciones
trovador de tus sueños.
Y loco por ti.


POETA II

Poeta
De tus frenéticos exilios,
De tus dantescas quimeras,
De tus pletóricos laberintos,
De tus advenedizos encuentros,
De tus discernimientos y oficios,
De tu exótico monte de venos,
De tus flamantes amaneceres,
De tu aliento exhausto y citadino,
De tus lunáticos apareamientos
Y lasciva perpetuidad.

Todos mis discursos están hechos
a la medida de tus palpitaciones
Y aunque no presumo de académico o lingüista
preciso del lenguaje y su morfología
para saciar mi sed de orador.

Acudo a la memoria de mis experiencias
y nuevamente vuelvo a ser poeta de

odas
elegías
himnos
sonetos
baladas
epístolas
tonadillas
canciones
epigramas
romances
madrigales
y construcciones ávidas del esplendor
que le confieren tus encantos.

POEMA DE UN DIA

Despierto en un día
Que trae el presente
Y el tic-tac del tiempo
Que no se detiene.

De frío se tiñe la aurora
De confusión mi despertar
De esperanza se colma la tarde
Y mis noches de soledad.

(Se da el presente, vida,
Aunque no estés presente.
Se da en el silencio que se viste de prodigios.
En el vespertino arco iris
Que engalana el crepúsculo de mi ocaso.
En la piedra que acaricia el viento
Y en la gota del rocío que
Emerge de la aurora).

El futuro no existe
El pasado quedó atrás
Solo tengo el presente
Y esta luna de versos
Que me hace enamorar.

No necesito soñar
Pues todo lo que amo
Está a mí alrededor.
Tu boca de nácar,
La promesa de tu gentil dulzura,
Tu locura,
El sol que calienta mis huesos
Y la palabra que conjuga este verso
En mi poema de un día.

Marisol Posso Aristizábal conjuga su elegancia con una poesía reposada y clara como el olor de los guayacanes y los rebrujos de su infancia
LA FLOR DEL GUAYACÁN

Un púrpura olor
llena las calles de Cali
Un tapete de pétalos
cubre los largos caminos

Sus multicolores me recuerdan
la promesa que en un invierno
me dejó en compromiso.

Muchos transeúntes no te conocen
admiran tu belleza
Miles de cantores, poetas y pintores
festejan tu vida y realeza

Tu presencia efímera, es aparente
porque siempre vuelves a reinar
en mi espera y mi primavera.


REBRUJOS

Hurgué en mi caja de Pandora,
hallé:
Un recoveco de mi infancia
un reencuentro de mi vida
Encontré suspiros, besos y
palabras más usadas
Encontré amigos, barrios
sonrisas y carnaval
lágrimas y un poco más…

También el más profundo
agradecimiento
el más sufrido amor
el menor rastro de mis angustias
y el mayor temor

Por ultimo, dejé la caja vacía
tiré todo lo que
en las telarañas se enredó
El exceso de equipaje
y las largas noches de valeriana.
Luz María Chavarro llega por primera vez a nuestros eventos y deja una suave sensación de juventud. Su poesía posee los rasgos necesarios de una obra que tiene trabajo, musicalidad y novedad
RENACER

Me veo en piezas
regadas….
perdidas en el olvido…
destinadas a la hoguera.

Busco los huesos del esqueleto femenino de mi deseo…
inertes y congelados yacen.

Pieza a pieza
trato de dar forma al juego de “lego” que lleva mi nombre.
Cuento y recuento algunas partes recortadas, descoloridas, ajadas,
reencuentro otras…
rosadas,
elegantes,
sabias,
novedosas.

¿Qué conjuro sagrado habrá de revivirte
mujer antigua entrañada y fiera,
apresada en manos domadoras?

Los gritos de tu vientre,
palabras hechas a mano,
verdades de original esencia,
huesos que hablan de su deseo,

todas por fin juntas….
todas en una sola pieza tallada, pulida, bien condimentada.

A MI MADRE

Manos laboriosas
sembraron el huerto
cilantro, tomates, hierbas sanadoras.
Traían la leña de la montaña hechizada
soportaban el peso en sus hombros fuertes,
con sudor y orgullo, vendían su natural recolecta
para poner el pan en la mesa.

Manos que cosieron vestidos de retazos
faldas de cumbia, disfraces rebuscados.
esperaron siempre al final del acto,
aplaudieron orgullosas los primeros pasos.

Manos que heredaron a otras manos
ingredientes secretos,
manos con cicatrices que dejó la vida,
amasaban con su ejemplo
la mezcla de dignidad y virtudes.

Manos que señalaron el camino adecuado
manos de abrazos, caricias y también regaños.

manos que se fueron,
partieron muy pronto
dejaron campos bien cultivados.

manos que sin estar
recogen la cosecha,
manos que sin estar
todavía enseñan.

CAMINANTE

Va el caminante…
Olor de piel verde moja las piedras
Fresco manantial de la montaña destila su alma
Melodioso trinar presagia vida, amor y deseo.

Crujir de hierba seca oye sus talones
Le taladran las piedras el coraje
Conoce el olor del polvo en la lengua.

Espera el caminante…
Ungüentos ancestrales rechinan sanadores en su herida
Macera en la boca los trinares y el polvo
Pincela su alma con olvido.

Seguirá el caminante…
Una mochila pesa en su espalda
Vida, muerte, vida
Diosa creadora de caminos

Alejandra María Lerma García debuta en los Encuentros de la Fundación Plenilunio y nos trae los poemas ganadores de los dos concursos de Jamundí y del Festival de Poesía de Cali en los que ha presentado.
CONJURO

A Magenta, en su irrealidad.
Ella, no se parece a nada conocido
Impronunciable, centellea debajo de su tejida piel
Inmortales palabras derrama como elixir,
envenenándolo todo, salvándolo todo.
Callejón infinito, donde duermen los ciegos,
clarísima perturbación.
Muerta entre los resucitados, no busca el cielo,
prefiere la alquimia y que la tilden de hereje.
Conjura voz, mi conjuro, juro ante tu pupila,
malandrina preciosa, no rendirme en tus brazos
Séllame la boca con tierra, cóseme los labios
Como pez de fuego, enhebras las horas,
te mueves furiosamente bajo la liquida noche
Truenan tus ojos, canta el delirio,
mi cabello medusa se electrifica ante tu tacto.
Danza de sombras bajo mis ojos,
rastro de insomnio, ojeras malva
Roja perturbación se precipita ante tu anónima imagen.

Antojo despiertan tus sonidos, inevitable,
me hundo en tu magnético soplo
Cautiva en tu telaraña, ardiente inmovilidad,
lacera con tus colmillos mis tobillos madreselva.
Adormecida ante el embrujo, mandrágora distante,
me invitan al silencio.
Calla, que la luna es de aquelarre
y tengo la música en llamas atrapada en la garganta.
Deslízate conmigo por el desierto serpiente,
mar- arena, para nadar desnudas
Hechiceras del mundo.


CUENTO CON PALABRAS

A veces camino por la calle
voy recogiendo palabras que la gente tira,
Palabras sucias y hambrientas
que dejan abandonadas en las esquinas,
Palabras solas y tristes
que lloran en los asientos dañados de los buses,
Palabras que nadie escucha,
que no fueron dichas o se olvidaron,
Palabras que se iban de fiesta
y se les perdió el vestido,
Palabras niñas, palabras noche,
palabras de cemento, palabras turbias, palabras agónicas.
Cuando llego a casa las limpio despacito
para no lastimarlas,
voy sacándolas una a una de la bolsa tornasol
en que las recojo, les cambio los colores,
las abrazo, les doy un poco de vino o de té
(según la edad de las palabras),
les presto mi hombro para que lloren
y me cuenten su historia monosílaba,
luego cuando se cansan de pronunciarse,
las meto en un libro abrigadito,
donde descansan un par de horas.
A media noche, que es el tiempo de los brujos,
donde invoco la inspiración
y hago el amor con las musas,
se despiertan las palabras,
y dejan de ser simples palabras
para convertirse en mis palabras;
entonces las mojo en tinta
y voy tejiendo una historia que bien podría ser esta.


OCULTAS

Abre los ojos para adentro
Cierra todas las cortinas
Siéntate como todas las tardes,
esperanza lanzada hacia el vacio
Da vueltas con la cucharita del café,
Mientras rememoras ausencias
y cuentas piedras y muertos como canciones de cuna

Parpadeos a contra luz, giras, giras,
buscas ser otra que ya no serás.
Aroma de raíces, huerto nevado
Útero de piedra en el que ya no flota luz
Mujer sonriente se te cae la catástrofe de las manos
Enhebras las miradas de todos
lo que viven afuera de tus ojos

Todo transcurre como si nada pasara,
como si no murieras
Como si no muriéramos
Como si no dejáramos cadáveres en todos los segundos
Como si fuéramos más que dos niñas frágiles,
temblando ante el destino
Dejándonos caer sin ningún atisbo de lucidez
oscuras, brillantes
derramándonos en la otra
bebiéndonos
ebrias, locas
a la sombra de todos,
iluminándonos.

La respuesta de la ciudad al trabajo de la Fundación Plenilunio y al apoyo del Centro Cultural Comfenalco y de Sistemas de Información Empresarial, S.A., SIESA, se ve en estas imágenes de gente atenta que llena el espacio de la Sala de Arte



El público asistente oye y sigue con su imaginación los versos que van cayendo en sus neuronas

A esta convocatoria mensual en homenaje del poeta caleño Javier Tafur llegaron muchos jóvenes y poetas. Gloria Ogonaga Peláez y María teresa Aristizábal en la foto.

La licenciada Cecilia Bravo, coordinadora del Liceo Juan Camilo del Sectror de Marroquín leyó el microensayo sobre la vida y obra del homenajeado del escritor Leopoldo de Quevedo y Monroy: Javier Tafur González, juglar de la ciudad y de sus sueños



JAVIER TAFUR GONZÁLEZ, juglar de la ciudad y de sus sueños

Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
A Javier Tafur González lo conocí una mañana entre niños, libros y salones de clase con su sonrisa clara y la parsimonia de su charla junto a una bandera roja y amarilla. Y de nuevo lo encontré en una tarde agrandado entre folios, cuadernos centenarios, agendas de trabajo con poemas intercalados y sus pequeños libros-duendes listos para caer en manos de los clientes y de los ojos asombrados. Sobre su mesa de trabajo posaba la figura de una reina que venera, Jovita la andariega por las calles y los recuerdos de una recién avejentada Cali. Al fondo estaba sentada la Poesía.

Charlar con él es tejer anécdotas, revivir recuerdos, hablar de cosas cotidianas con la lupa de la sencillez y la herramienta de la palabra sana. En él no hay subterfugios, ni caverna oscura, su conversación es diáfana como sería de la Juan Ramón con su Platero.

Su trato es el de un padre con su hijo, al alcance de la mano, y cuando se trata de completar la idea, se levanta, va y vuelve con un libro, un cuaderno o unos apuntes con los que remata el cuento.

Ha convertido su oficina de abogado en su mar de experiencias y navega sin nubes ni tormentas por entre códigos, poemarios, afiches, archivos de computador en la barca de su verbo atento. Va remando poco a poco por recodos sin peligros, mirando al horizonte de sus ancestros y, de pronto, descansa, toma un librito del cofre donde los guarda y lo ofrece como el agua fresca para que la visita y la amistad se prolonguen en su lectura.

Norman Augusto Javier Tafur González nació en un jardín añejo de versos y escritores. Es nieto, de un escribidor disciplinado, de letra nítida y profundidad de sonda larga. Su abuelo Sabas, Secretario de la Sociedad de Poetas de Cali en 1925, le dio como herencia magnífica en “El libro de las horas” el orden, la costumbre de escribir todos los días y de pulir y dar brillo a la palabra. En cada línea que escribe procura honrar e inspirarse en la figura de su madre Mariacé. Su padre Leonardo también cultivó con arte la escritura y fue testigo y animador de sus primeros versos y de sus triunfos. Desde los siete años, cuando cursaba preparatoria en el Colegio de la Presentación, guarda sobre el papel de la memoria el primer pareado que se le

ocurrió sincero:
Virgencita de la Cruz del Sur,
te saluda el niño Javier Tafur.(1)

Y a partir de esos días, no muy lejanos y hoy presentes en sus 60 libros que lo reproducen, han salido de su mano y de su boca, más de cinco mil poemas que lo acreditan como padre prolífico de imágenes y versos. Javier con su aire de soñador y de niño poeta tiene dos luceros que iluminan su sendero, Sacha Javier e Irene y la luna Jacqueline es la guardiana de su siembra, cosecha de aplausos y de sus sueños.

La Diosa Erato, la Poesía, lo ha visto crecer, lo ha ayudado a saber vivir en paz, a hacerse como hombre y compañero del ser humano. Por eso la ama, la cultiva y para él la escritura corre fácil por sus venas. “Escribir no se lo propone sino que nunca lo ha dejado de hacer”, es la explicación si se le pregunta el por qué de su oficio y de la persistencia en el arte de componer y llevar terciada la lira en sus espaldas. Javier no espera al alba entre las sábanas. Entre las dos y las cinco de la mañana es cuando mejor trabaja y recibe el beso fresco de su amada. Así lo dice en estos tres versos deliciosos:


Ni antes, ni después
- puntual,
abre la orquídea.(2)


Desde 1969 aprendió a ejercer la costumbre de llevar cuaderno de notas y hoy las libretas y agendas son sus confidentes de los vahos del espíritu y del soplo de la musa. Al principio fue tal vez una ocurrencia infantil y luego se convirtió en su Hado o su Destino. Y cuando conoció a la Jovita, la loquita, la adoptó como su “musa del Arte y su inspiración difusa”. La poesía, entonces, para él, no es un pasatiempos ni una obligación ni la esconde por un tiempo o la saca a orear cuando hace viento. Es su respiración, la tiene a flor de piel y la lleva prendida en el ojal de su existencia.

Este nombre y este hombre, más bien menudo y muy sencillo a nuestra vista, tiene una hoja de vida enorme y de mucho peso de vida, y meritoria. En la balanza pesan muchos kilos: su dedicación, su amplitud de pensamiento, sus compañías de poetas, narradores, historiadores, magistrados, la multitud sonora y colorida de sus títulos de obras y sus páginas. Pero lo que más pesa es su simplicidad y su mirada limpia. No es arrogante ni tiene ínfulas de importancia en sus ademanes ni en sus letras. Lo que toca no se hará oro mas cantará la esencia de los amores de la hormiga y del pequeño colibrí.

Las hormigas comen
de la mata de quereme,
regresan de dos en dos.(3)


El beso
más dulce
- ¡dos picaflores!(4)


Quien no lo conozca a fondo y lo mire pensará que su voz y la resonancia de su timbre es panda y gris como sus cabellos. Norman Augusto Javier con todas las letras es esto: un ser humano que nos admira cuando entramos al laberinto brillante por donde ha transitado y por el legado que tiene acumulado para la historia de esta tierra. Es un vivo representante de las costumbres, los hechos, los personajes, las instituciones del Cali viejo y sus tradiciones y un estandarte que puede ir delante en un festival de poesía o de historia o del derecho.

Su primer libro, Piel de tierra, nació en París al ver desprenderse del cuerpo de los árboles sus hojas y sus flores. El melancólico trabajo que hace Otoño le prestó este nombre tan poético que luego glosará en este poema con un lenguaje diferente que no repite la imagen obvia:


El guayacán florecido
parece reflejarse
- ¡tántas flores han caído!(5)


Logré sacar de la intimidad de sus afectos los nombres de sus hijos predilectos. Son muchos los hijos que han brotado de su imaginación creadora. Pero en el seno del corazón humano y de los oídos de los que lo han escuchado hay libros que han calado hondo y dejan el eco de su música y de su luminosidad. Javier Tafur confiesa que son sus tres antologías: Ocarina, El trino persistente, Ramillete de Tonterías, y Zarabanda de Sonetos.

Las Tonterías resultan ser un manojo de miniaturas como abejas de un panal o un montículo de hormigas. Abre uno sus páginas y, de inmediato empieza el bisbiseo de las alitas y el olor a miel de las palabras. Javier es un artesano que tiene pasión por los haikús, los versos cortos que dejan sentir en su parpadeo el pensamiento sabio, la ironía o la queja por la injustucia. En tres minúsculos renglones, deja caer como píldoras sabrosas o picantes, a veces, incluso con monosílabos una agudeza, una lágrima furtiva, una gota de rocío o un toque de perfume en la punta de la oreja.


Los dedos de la lluvia
tocan
el arpa de las hojas.(6)


Sólo el poeta que tiene amaestrados los oídos desde niño oye la música de la gota fina que cae sobre las ramas del árbol, sobre el pétalo de rosa o sobre la hoja seca que dejó el otoño. La sensibilidad que tiene Javier Tafur le sobra para contarnos su experiencia y enseñarnos a gozar pasado mañana el toque, la sinfonía del aguacero a medio día, como una vez lo oyó con rabia Vallejo un jueves en la ciudad Luz.

Nos imaginamos al poeta y su bigote entrar al comedor donde Misiá Pola ayudaba a pilar junto a la alberca los granos de maíz como lo hacen aún los paisas y los arrieros. Oye resbalar piedra sobre piedra y, en el medio, rueda la harina que después, asada en el fogón, será la arepa del desayuno. Mientras está el café o el chocolate, las papilas y las ganas se atormentan.


La mujer, en el pilón,
trilla el maíz.
Late el corazón de la casa.(7)


Javier es un caminante que lleva su garganta y el sonido de su lira, como un anónimo juglar, observando el cielo, el horizonte, el atardecer, el río, las cañadas que baten su flaqueza con el viento al caer el día. Mientras se dirige de casa al trabajo o cuando viaja cerca al Pance o pasa frente al Colegio Santa Librada y vuela el bus del Mío, lanza su mirada y su imaginación indeclinable hasta la enhiesta figura de Jovita en el corazón:


Las calles
son bellas,
pero son
más bellas
con ella,
con la canción
de su taconeo,
con sus flores,
sus carteras,
sus ilusiones
y sus sombreros.(8)


Quedará sonando, cuando pase el próximo diciembre, la canción de Norman Augusto Javier Tafur en su rojo libro de Apachetas, con el sonido de los meses, sus calores, sus lluvias y sus flores de esta Cali de ceibas, farallones, lagos y arreboles:


Cabañuelas de colores
en enero: el amarillo
del guayacán,
el azul del gualanday,
el blanco del azafrán.(9)


Y esta noche la voz del juglar y su lira resonarán en canto de paz en esta patria sufrida y escogida por su Destino para surgir de las cenizas que dejen las armas y el olvido.







Nota: El texto anterior fue aprobado por el homenajeado.
Bibliografía:
(1) Poema dictado por el poeta en entrevista personal.
(2) TAFUR GONZÁLEZ, Javier. Ramillete de Tonterías. Ediciones La Sílaba. Colección Ocarina. Cali: 2008. Pág. 9
(3) Ib. Pág. 13
(4) Ib. Pág. 12
(5) Ib. Pág. 10
(6) Ib. Pág. 22
(7) Ib. Pág. 24
(8) TAFUR GONZÁLEZ, Javier. Ámbitos de luz. Zarabanda de los sonetos. Ediciones La Sílaba. Colección Ocarina. Cali: 2009. Pág. 68
(9) TAFUR GONZÁLEZ, Javier. Apachetas. Ediciones La Sílaba. Colección Ocarina. Cali: 1999. Pág. 55




PAPIROS EN ALEJANDRÍA


Pienso en el cierto final de la vida,
en los libros de versos y en los ritos,
en mis breves reflexiones y escritos,
y notas sobre esta tierra querida.

Una voz me lleva a reunir mis textos;
y entonces busco, una a una, las páginas,
signos, cifras, dibujos y láminas
las releo sin nostalgia ni pretextos.

Yo voy al final, me interesa su muerte:
las hojas, como hojas de los árboles;
letras pequeñas, cual granos de arena,

llenas de rumores, llenas de pena;
y que empastadas las llevo a anaqueles,
creyendo ingenuo preservar su suerte.


Mendigos baleados
Mientras dormían.
No fue propiamente un sueño

Tanta sangre
¿no dará una cosecha
de paz?

Un mimo remeda
Mis movimientos
- ese soy yo, el otro.

Ando fuera de mi tumba
escribiendo versos.
¡Cosas de la vida!

¿Conoces algo que valga la pena?
- Conozco la pena.
No sé si valga algo.


Javier Tafur González



El poeta Javier Tafur González, personaje central del homenaje de la Fundación Plenilunio sentó a su lado a su invitado Marco F. Chávez

Norman Augusto Javier Tafur González con el carisma y la bohomía característica de su personalidad leyó sus haikús que lo han hecho famoso y dedicó, de rodillas, como gentilhombre medieval una rosa de Estocolmo a su esposa Jacqueline
Al final de su intervención los asistentes y oyentes se pusieron de pié y brindaron un sonoro aplauso al poeta y juglar de las tradiciones de Cali, don Javier Tafur González

Leonor Fernández, Vilma Montoya de Álvarez y su esposo Jairo y Gabriel y atrás don Ernesto Solano, Cecilia Bravo, Clara Shoenborn, y al fondo, Amparo Romero y Esteban Blandón en medio del público que llenó el auditorio del Centro Cultural Comfenalco, Valle. Vemos en muchas manos la Revista Plenilunio No. 32 financiada por la empresa SIESA


Satisfacción, emociones del alma, admiración por la poesía es lo que significan los aplausos que se brindan

El poeta homenajeado con su esposa está rodeado de poetas que lo acompañaron en esta noche luminosa de Luna Llena. Gloria Ogonaga, María teresa Gamboa a los extremos.
El joven maestro Andrés Bonilla luce su arte y su laúd en el que interpretó canciones del Medioevo y el Renacimiento
Luego de la música, la poesía y las emociones del Arte vienen los encuentros personales con colegas y nuevos amigos. En la foto el poeta Antonio Bolívar de Cartago y la poetisa Amparo Romero Vásquez
Colección de astros en la noche de poesía. Juan David Ochoa, Esteban Blandón, Alejandra María Lerma, María Isabel Ortiz, Johan Vallejo, Marisol Posso y Carmen Elisa Valencia posan para la cámara de John Antonio Quevedo Castro nuestro fotógrafo de ocasión

El maestro Andrés Bonilla exhibe y narra la historia de su laúd que trajo del viejo mundo y del cual extrae melodías celestiales

María Isabel Casas limpia la lente de su cámara de NTC, al fondo conversan Jairo Álvarez, su esposa, Gabriel Ruiz, socio emérito y Leonor Fernández Riva
Las sombras de la noche y el recuerdo van cerrando la imagen del registro de esta noche estelar con la presentación de la vida y obra de Javier Tafur González