FUNDACIÓN PLENILUNIO,
EL CENTRO CULTURAL COMFENALCO, VALLE Y
ENCUENTRO No. 69
CON LA POESÍA, LA MÚSICA Y LA PINTURA Y
LANZAMIENTO DE LA REVISTA PLENILUNIO No. 34
En homenaje a la poetisa caleña
AMPARO ROMERO VÁSQUEZ
DANIELA HENAO OSORIO
JOHN FREDY CAMPO
CAROLINA VARELA LÓPEZ
Concertino musical:
Maestros GUSTAVO HERNÁNDEZ, Tenor
JUAN CAMILO ROJAS, piano
Centro Cultural Comfenalco, Valle
Torre C, mezanine, Calle 5 No. 6-63, Cali
Sábado, 6 de febrero de 2010
6:30 PM
ENTRADA LIBRE
L A MUERTE
La muerte
Esa acera, esa calle,
en donde algunos transitan el umbral de los sueños,
y otros habitan llevando a cuestas un infierno.
La muerte,
Eco que retumba y a algunos toma presos,
mientras a otros creyéndose libres
llena de tormentos.
La muerte
letargo, descanso,
sueño impensado, deseo inimaginado,
algunos asisten sin ser llamados,
otros llegan a pesar de no ser invitados...
La muerte,
en su agonía sólo se lleva
los caminos andados,
los sueños realizados
los rostros quebrantados,
y un último suspiro sin ser apresado…
La muerte,
¿quién la espera?
Tal vez los poetas que fabrican algunas nociones
sobre su pertinencia,
aquellos para quienes la vida es sólo una epopeya,
una historia para ser contada con las agujetas
con las que se tejen poemas con hilos
de esperanzas ciertas…
En mis días
FLORECER
Sorpresa,
VUELVO Y VUELVO
A veces se me olvida,
DE LA NOCHE Y SUS MUSAS
Llegó la hora en que la luz se cae y la quietud me atrapa.
La hora en que el Sol descansa y se despiertan las musas.
Se esparce hasta el amanecer, la noche.
Laméntase su sombra, colega de las voces íncubas.
No duerme la noche y contagia su insomnio a los poetas.
Canta la noche y su canto se convierte en letras de incalculables pergaminos.
Duermen los poetas, sueñan los poetas.
Crece infatuada la noche y madura en su poesía.
Nace niña, jocosa y festiva, muere misántropa, gamberra, meretriz.
Conviven los labradores de sus versos con su esquizofrenia.
Inocula la noche en sus coros su locura y somete al autor carnal de sus obras.
Sangran los lápices, lloran los manuscritos en la agonía de la noche.
Sufre el poeta en la puerta del alba; fenece su acto al penetrarla.
LÁGRIMAS
Cuán frágil es el corazón
que emite lágrimas.
Al trasbocar
salen en forma de rocío
brotando como cauces
por la puerta
de nuestros andariegos ojos.
Lloran mis lágrimas, lloran por ti.
INDIFERENCIA
El columpio de la vida se ha frenado ante mis ojos, indignación y repugnancia,
sentimientos arrollados por la suerte y la condena de una muerte viperina.
Lo que creo ya no importa. Ahora pesan, ahora sobran,
los encuentros con el tiempo, las agujas del reloj han cegado su puñal.
Mi alma calla, y mi eco aún se abstiene de dar burla a un mundo adepto,
ya no mudan las andanzas, son espectros, son fantasmas.
Consternar, amor, placer, conjeturas que disueltas por la innominada insignia
me disuaden de la tierra que inocula su aspereza.
Sea inopia o sea nobleza, mi mesura ya no a culpa,
piel y pulpa, continencia, todo vano en este ser.
La multitud, la sociedad, con su demencia,
intentan punir mi aliento, mas mis fuerzas no reparan,
pluma, plomo y cruel punzón, cruzan desapercibidos
mi inmutable corazón, idílico, imperfectible.
EL PENÚLTIMO DESTELLO
Una vela seca, sin llama y sin brillo.
Hoy se extingue una luz, con la chispa de mi vida, su vida.
Se apaga un bombillo sin interruptor; se funde.
Hay lágrimas, pero no hay esperanza; partió con ella.
El vacío habita; la Luna duerme junto al Sol.
Crece la incertidumbre, la oscuridad,
y una vez más y más aguda, mi soledad.
Las estrellas le siguen y también se opacan,
se refugian en la nubosidad de su corriente.
Baja el fulgor a hacerse esclavo en el infierno.
Todo fenece, su resplandor, fenece.
No hubo oportunidad para el adiós,
huyó al desierto y se transformó en cenizas.
El único residuo de esa luz, es un osario con su nombre.
John Fredy Campo, poeta fresco y de jocosa pluma vino ronco, pero alegró la fiesta. En su mano traía primaveras y sorpresas.
JOHN FREDY CAMPO
Daniel…
En este cielo de abril
haré llover nubes
Escoge una y sentémonos a orillas del rio Waira.
Un colibrí se aproxima, ¡muda de de traje!
Puedes ser hoja, invierno o azrah, “todo te es permitido
por los meritos de tu infancia”.
Piensa, piensa, ¡Pam!,
su realidad ha hecho posible la vida en ketchum.
CAMINAMOS EL RÍO PANCE
Era una tarde anaranjada,
el helecho estaba fresco y pensé:
Debe estar cerca el santuario de las hadas.
Seguí los vestigios de la guadua
y una púrpura falda me mostró su sexo
Estaba rosa, a punto de dar a luz el aroma de primavera
De repente… el zumbido de la seda rozó mi oreja
Eran colores que viajaban
a los farallones
Y supe que era hora de partir
en el canto de la cigarra.
COCA
Tres líneas aspiré
Como el aire más puro
fueron brisas nasales
Nubes de pensamientos
guayabo de lucidez y reí.
DÍA
Despertar
Baño
Desayuno
Vestir
Transporte
Laborar
1000000
0001000
0000001
00000000
En la segunda Mesa florecieron en el ramo, junto Amparo Romero Vásquez, de fiesta, Eduardo Luna, nuestro Director, Adassia Ghelman y Carolina Varela López. Sólo esperan la lamada de la voz cálida y clara de otra poetisa, Gloria María Medina
EL DESPERTAR A LA VIDA
El primer amor
siempre el primero
regresa en las tardes melancólicas
Alzo la mirada
Las nubes todas traen recuerdos.
Vislumbro lejos… muy lejos
muy distante
ese primer amor
dulce quimera fue
y se ha ido.
Los años han pasado
se han vivido.
Otros amores en mi puerta tuve.
Fui feliz.
Pasa el tiempo que desgrana la vida
y va puliendo
Aún así
ese candor de los primeros besos
acompaña mi mente.
A veces sonrío
otras… le pido al olvido
que retenga ese sentir
la primera ilusión.
Ese despertar
siempre vale la pena
recordar.
MORIR
Lágrimas, llanto, gemido,
Lluvia, fuego, tempestad
camino espinoso
silencio la vida se para
en un instante
Se oye el propio parpadear.
La muerte no tiene explicación
llega, asola
Deja regadas por el viento las palabras
Recuerdos quedan
Serán los futuros compañeros
de la soledad
AZUL
Azul el cielo
en tardes calurosas
Azul el lago
donde bailó el cisne
Aquella nube se fue en silencio
viendo llorar lágrimas de olvido
Paisaje azul
de recuerdos grises
Paisaje mudo
que no borra el tiempo
Cambian sus hojas
y se estremece el viento.
Cambia mi alma
y se estremece al verlo.
ERES II
Eres melodía
miel a mi oído
en el medio día
estás en mi vocabulario
en mi boca-gula-río
en el hueso y
hasta el tuétano
eres etéreo
anunciación de estrellas
estelas rojas del alba
que en esta orilla
a hurtadillas
dejan burbujas
acunadas en el vientre
dentro
centro
de este amor primitivo
recién nacido y gigante
como infante
bajo la manta
que se amamanta de vida
albricias del universo
en el anverso
donde no se siente
la adversidad.
¿SIETE ES PLENO?
Son las siete...
plena vigilia por tu ausencia
y el desgonce de mi cuerpo
-garabato de una pena
en el papel de tu olvido-
tan sólo hace dos días fui velo de seda,
ola y espuma en éxtasis
arriba congelada,
perfume de gardenia a los pies del Altísimo,
llama refulgente en el soplo
de los cuatro vientos;
vestida de novia bajé
con el gozo de subir al trono
para que saborearas mi escarcha de sal
Son ciertamente las siete
y no avanzo de los siete huecos
que siento en el pecho
del dolor en los huesos
no soy polvo de oro esparcido
en el cielo
sólo gramos de balastro.
Mitigo en la lágrima
que arde en la cara
migajas de pan de un ángel,
me hago albatros que emprende el vuelo
en el licor de la tormenta
alicortada
sin reposo
fenezco.
ES JULIO
Es julio
y la luna
es roja rapsodia
con ínfulas de mujer en cinta
Diminutas criaturas marinas
emergen
para atemperar el agua
como si bebiera del cactus
que se yergue en San Felipe
En el fervor de su centro
arranca el oleaje los esteros
son treinta y siete grados
a punto de ebullición la primavera
Es julio
y con los vientos alisios
un playerito occidental
inmigra a mi resquicio.
ÉBANO
Mírame con esos tus ojos
pequeño dragón del crepúsculo
sospecha del río que habito
en el alternar de tus alas
-ninfa del agua-
Vénceme con tu semblante
de hojas lanceoladas
procura herirme de muerte
vivifica tu mosto en mi cámara.
Atráeme con tu olor a canela
con la música de blanca corteza
de tu caracola dorada
con el canto en tu torre de marfil
-ruiseñor al sur de África-
Déjame apreciar tus bayas redondas
tu estirpe de madera pesada
hasta que se desvanezcan las sombras
y te fundas en mí como chocolate
Cerró el recital de los poetas compañeros de voz y lira con la poetisa homenajeada, Eduardo Luna Hurtado. Su tono tiene la majestad que da la belleza de las ideas que teje y la suavidad de la ideas esparcidas en los versos.
EDUARDO LUNA HURTADO
INDIGNO SEGUNDO CÁNTICO DEL HERMANO SOL Y LAS CRIATURAS
A Francisco Bernadonne
quien primero fue trovador galante,
y prefirió ser caminante libre a ser mercader.
Árbol padre de todo lo viviente,
eterno señor que tienes en tu piel
el color de todas las razas,
altísimo cuyas armas son
misericordia y amor.
Con voz de hombre y de Francisco
te canto
¡ maravilloso este sol
que a un sale puntual
sobres buenos y equivocados.
Te encarezco la inocencia del agua,
el rubor de luz de tus noches
la romería del viento,
los pétalos y nidos de su solicitud.
Te encarezco la tierra
y su vulnerable verdor,
¡dichosos quien lo hace fértil
sin oprimir al pobre!
dichosos aquellos que en mi siglo
aún perdonan
tras las alambradas y muros
que diseña el odio.
Muestra tu rostro
a los hombres del asfalto
y las ciudades grises,
hoy las heridas
tienen semillas de contagio,
y hay vidas que se ajan
como tulipanes sin luz.
Con las viandas del amor
no se necesita mentir.
En la hermandad
de este sonriente sol
todo está dado
el paraíso podría establecerse aquí.
PALMIRA
Por tus calles corrió mi niñez
pronto tus esquinas me enseñaron
lo que hoy es mi nostalgia.
en tus parques soñé como nadie.
En la brisa quedó mí reír,
y en tus atardeceres mis ojos
mi timidez adolescente
se hizo caminante en las tardes,
siempre con un libro bajo el brazo
yo fui el príncipe solitario
de tus parques
hoy, exiliado de tus cielos,
pinto de azul tus noches
con mi nostalgia.
De ti me llevé tu claridad,
tu milagro de sol
y un palmar que llevo en el silencio,
plantado amorosamente
en la mitad del alma.
PEQUEÑO RECUERDO DE UN AMOR
Todos tenemos un amor
que se nos quedó muy lejos,
escondido en el tiempo.
Un amor de miradas y silencios,
de timidez y pobres palabras
Un amor de barrio
y tienda de esquina,
que era cara a cara
el cielo y el temor.
Un amor que dejó
las imágenes de su recuerdo
en las triviales palabras
de una pegajosa canción.
EN EL PRINCIPIO
El mundo era nuevo entonces
la infancia de la luz
corrió alegre por la tierra,
y todas
las cosas
recién estrenaban su nombre
menos el amor
que no fue nombrado con una palabra
nació de una mirada
de la sorpresa de Adán,
de la sonrisa de Eva
entre las flores,
y el opulento verdor
como refugio de pájaros.
Sin culpables. No hubo delito.
Ese día empezó el paraíso
Adán se hizo asombro,
y manos generosas de alfarero,
Eva se hizo ofrenda
en un medio día, con el sol
en las curvas de su cabellera.
Dio su cuerpo y su alma
en su piel de manzana.
Todo era nuevo aún
todas las cosas
recién estrenaban su nombre,
menos el amor
que no fue nombrado con una palabra.
Leopoldo de Quevedo y Monroy leyó el ensayo "Amparo Romero Vásquez, hija del laberinto y el silencio". Ver texto completo en la Edición No. 226 de la Revista Lletralia: http://www.letralia.com/226/articulo09.htmEn el acto central del Encuentro No. 69 de la Fundación Plenilunio, la poetisa Amparo Romero Vásquez agradeció, gentil, el homenaje y leyó cuatro poemas que resonaron en el recinto como clarines y sembró saetas en el corazón sediento de la mujer emancipada.
SÓLO ESPERO LA SED
La ebriedad de la lluvia
y el aullido de los perros en la ciudad inmóvil.
Dura la noche como el infierno de las mujeres
que caminan sobre zarzas
y se comen sus nidos
y a fuego lento mastican su cólera,
mujeres como un puñado de almendras
acallando la bruma.
A la hora del dolor más puro
del olvido más temible
una mujer busca el paraíso.
Soy la que desprende de la piel
la que embalsama su vientre
con un vino como de algas
como de leche tibia.
Este espíritu mío
y un olor a musgo revelándome la muerte.
Perdida en mi
dejé de soñar con aquel ángel de nácar
que bendecía las aldabas.
Ahora me sostengo en mi propio abismo.
Yo desgarré los velos
y si llega Dios con su gota de fuego
no comeré sus frutos
ni beberé de su vino.
Sólo espero la sed
todo el hartazgo
el vacío de las calles
al lobo devorándose las dalias
en la estación vacía.
Del libro inédito De la piel y la ceniza
MÚSICA DE PÁJAROS
Todos los días siembro en ti la muerte
ella te dibuja manglares y unicornios
se hace silencio en la dulce soledad de tus manos.
La siembro en ti para que la ames
viene de un lugar impreciso
dispuesta a ser tu luna.
Reconóceme en ella
en su ceniza tan antigua como el humo
en ese oficio de anudar
y desatar las cintas.
Ámame en sus musgos solitarios
en su vientre de pan
en su vino de uva quemada
en su leche que apacigua el agua
y redime a la náufraga.
Planto en ti la muerte
para que te urda la sangre
y no te sea extraña
cuando yo deje la casa
el aliento de los libros
la tierra de tu boca
cuando socave tu oído
mi música de pájaros.
Te hablo de ella
para que no te sea extraña
amado río mío.
Del libro Memoria de la nada
LA NOCHE TIBIA DE LOS ÁNGELES
A Francia Lorena
Para bendecir tu vientre
trenzo hierbas y todos los azules
que se estremezcan el agua de tu arcilla
y todas las vendimias en tu regazo dulce
que te cruce de alcatraces
el mar desnudo y palpitante
que posea tu vientre
el más perfecto aliento
y ardan en él maderas y cántigas
que se abran insaciables
el trébol y el esperma
y lluevan trigos y señales
que a tu vientre de oro
llegue el verbo a redimir tu carne
para que se oville el álamo
y se anude a tu pie
una tibieza de nidos y semillas.
Que tu tierra nueva se pueble
de rondas y de anémonas
y se multipliquen el precioso pez
la leche tibia de los ángeles.
Yo bendigo tu vientre con mi boca
con mi piel habitada de cigarras como lumbres
con mi libertad de tigre y de paloma
con mis reinos de miel y con mis manos
con mis raíces ungidas a la tierra
buscando el agua todavía
te envuelvo en este océano de vértigo y campana
y bendigo tu vientre y lo hago un solo regocijo.
Que florezca tu útero con su acendrada
constelación de pájaros.
Muchacha a quien amo
buena como el pan
clara como la luna llena.
Muchacha hecha de mi carne y de mis huesos.
Del libro Memoria de la nada
Los maestros Gustavo Hernández, tenor, y Juan Camilo Rojas, pianista, se alistan para el concertino en honor a la poetisa Amparo Romero y para el deleite de los 165 asistentes al Encuentro No. 69 en la Sala de Artes del Centro Cultural Comfenalco, Valle.El tenor Gustavo Hernández elevó la finura de su garganta en la Sala de Arte interpretando canciones clásicas italianas como Torna a Sorrento, O sole mio y Vaga Luna, che inargenti y dejó en el pecho de los oyentes la sensación del bel canto en el Encuentro Plenilunio Ver y oir Videos en : http://www.youtube.com/my_videos_edit y http://www.youtube.com/watch?v=MkP88HFii_A El lirismo y la soltura de su figura fueron signos manifiestos de la calidad de las interpretaciones del tenor invitado. Despertó aplausos de las manos porque llegó su inspiración y su energía hasta cada rostro y sensibilidadEl pianista Juan Camilo Rojas pulsó las teclas para acompañar las melodías de la música italiana y la voz argentina de su compañero de concierto
Abrazo de hermanas y congratulaciones por las emociones del homenaje recibido en este Encuentro de la Poesía y la amistad
http://picasaweb.google.com/ntcgra/PLENILUNIONo69Febrero72010# allí una a una y en diapositivas.VIDEOS:http://www.youtube.com/watch?v=8vGamx1qMIY (Leopoldo lee)http://www.youtube.com/watch?v=_-yr6-JnyBE (ARV)http://www.youtube.com/watch?v=tqw2GdJe5v8 (ARV)http://www.youtube.com/watch?v=c7oyBDYdXKA (ARV) Minigalería de gráficas de Amparo Romero Vásquez en su noche de reonocimiento por su vida y obra al servicio de la poesía. A su lado estuvieron su esposo Ciro Edgardo Cortés, su madre, sus hijos, sus nietos y allegados
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